Una lambretta comprada en la chatarra
Fotografía de Diego en bicicleta, sobrino de Ricardo Casal, con la Lambretta que compró en una chatarrería por 3000 pesetas. La fotografía está tomada en Chapela, en el patio de la casa familiar. Ricardo, que no tiene fotos de sus andanzas en la Lambretta, si que nos ha contado esta anécdota...
"En una ocasión, fui con dos amigos en la Lambretta italiana a ver a otro que trabajaba en la depuradora. Al acabar de comer, la sobremesa se prolongó y me tomé 3 ó 4 copas de Benedictine, un licor de hierbas francés que tenía 44 grados de alcohol. Al levantarme me noté un poelín alegre, pero no había hecho efecto el carallo del Benedictine. Veníamos despacio, los tres, sin parar, por aquellas carreteras, sin casco… a mediados de los 70. En la bajada del Viso, nos encontramos a unos tipos que iban al Bar de la Maruja y así como paré la moto, nos fuimos los tres al suelo. Tenía una borrachera tremenda. Entré en el bar. Ellos pidieron vino, yo con gaseosa. Pero en vez de echarme gaseosa, resulta que era aguardiente. Me di cuenta al beber, porque le metí un trago fuerte…menuda pillé ese día. No sé como traje la moto para casa”.
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Una lambretta comprada en la chatarra
Fotografía de Diego en bicicleta, sobrino de Ricardo Casal, con la Lambretta que compró en una chatarrería por 3000 pesetas. La fotografía está tomada en Chapela, en el patio de la casa familiar. Ricardo, que no tiene fotos de sus andanzas en la Lambretta, si que nos ha contado esta anécdota...
"En una ocasión, fui con dos amigos en la Lambretta italiana a ver a otro que trabajaba en la depuradora. Al acabar de comer, la sobremesa se prolongó y me tomé 3 ó 4 copas de Benedictine, un licor de hierbas francés que tenía 44 grados de alcohol. Al levantarme me noté un poelín alegre, pero no había hecho efecto el carallo del Benedictine. Veníamos despacio, los tres, sin parar, por aquellas carreteras, sin casco… a mediados de los 70. En la bajada del Viso, nos encontramos a unos tipos que iban al Bar de la Maruja y así como paré la moto, nos fuimos los tres al suelo. Tenía una borrachera tremenda. Entré en el bar. Ellos pidieron vino, yo con gaseosa. Pero en vez de echarme gaseosa, resulta que era aguardiente. Me di cuenta al beber, porque le metí un trago fuerte…menuda pillé ese día. No sé como traje la moto para casa”.
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